jueves, 20 de septiembre de 2007

Reflexiones de un ratón

¿Qué puedo escribir? Ya los poemas están hechos, las odas, los sonetos. Las décimas se oyeron en voces magistrales como los madrigales. Los pareados nacieron y callaron. Los tercetillos al cuarteto acosaron. La quintilla, el quinteto, el sexteto, la séptima y octavilla se urdieron cuán maravilla. Y en poemas famosos se ha vestido la copla, el ovillejo y la estancia, envueltos en genialidad y fragancias. Hasta el blanco verso que la rima olvidara está hecho.

¿Qué puedo crear? Ya está creado todo. De igual modo, la lluvia, la escarcha, la nieve y el viento. La noche de luna, el día soleado. Las nubes y estrellas en sigilo esperan, Fue hecho el otoño, el invierno frío, doña primavera y el ardiente estío. El árbol frondoso y ese despojado de hojas, la hiedra, el trigo y las mariposas, El fin y el inicio. Lo bello y lo feo, lo humilde y lo altivo, y la risa tuya y este llanto mío.

Ya no falta nada, nada que asombre pues creado está todo inclusive el hombre.

¿Qué puedo decir? Está ya dicho todo. Bendiciones, promesas, parlamentos fútiles y bobadas, zalameras lisonjas, ruegos, maldiciones. Pactos secretos en tinieblas, verdaderas mentiras y mentiras verdaderas. Oraciones conjugadas en Fe sincera. Agradecimiento, sentencias, juramentos. Súplicas tomentosas, perdones generosos, gritos desgarradores, justos reclamos, quejumbrosos lamentos. Incluso está dicho el silencio.

¿Qué puedo sentir? Acaso hay algo nuevo. El sentimiento es vetusto y ha regido al mundo. Sentir amor por ejemplo. Amor expresado en frenesí, en excesos, en exangües tibiezas, en rutinas eternas. Mezclándose en alguna ocasión con tristeza e insidia, esperando el perdón. Sentimientos también son el odio, temor, dolor y pena. La intriga, soberbia y cobardía. El egoísmo, la apatía, la pereza. La locura, la euforia, la pasión y la alegría. He usado el corazón con muchos de ellos, algunos feos y otros bellos, Todo está ya sentido y también… el olvido.

Pero, si la vida no se acaba con una despedida y siempre hay algo más al iniciar el día. Habrá un último poema, crear una quimera, decir un “te amo” o “te quiero” sentir un amor nuevo.

Aún queda SOÑAR, algo que siempre he hecho,

soñar que este día no habrá trampa, ni gato,

soñar que por fin hoy me he de comer el queso.


Marina Flores Rozas

Chile, septiembre 20 del 2007